EL PODER DE LA HONRADEZ
POR ©GIUSEPPE ISGRÓ C.
La máxima satisfacción que el ser humano
experimenta es la de saber que todo logro y/o posesión lo debe a su propio
esfuerzo y a un trabajo honesto.
La conducta del sabio es recta en sus propósitos, acciones y resultados. Sabe que la honestidad es el único camino que conduce a una vida feliz. Por lo
tanto, busca todo bien en lo honesto, y encuentra, dentro de sí, el supremo
contento. La experiencia de la vida demuestra que, para alcanzar la felicidad,
la honestidad es el bien exclusivo que la proporciona.
Todo acto de honradez genera tranquilidad interior, seguridad, confianza en
sí mismo, autoridad moral, auto-respeto y disponibilidad para los logros que
deben ser alcanzados. La razón es el fiel de la balanza que indica la conducta
a seguir, en cada caso, rigiendo las acciones de acuerdo con la justicia, la
integridad, la probidad, la lealtad y el honor.
Todo cuanto hagas, hazlo por amor a la honestidad y a la rectitud, para
tener la conciencia tranquila.
Adopta, en todo momento, decisiones justas, tanto para otros como para ti.
Condúcete, frente a las pruebas de la vida, con serenidad, ánimo tranquilo, fe,
valor, aceptación de la realidad y sinceridad interior, firmeza, constancia,
plena comprensión de las leyes cósmicas y sus valores. La experiencia de la
honestidad pone en práctica todas las virtudes que generan y, mantienen, el
honor, en cada uno de los propios actos.
La integridad moral, permite cumplir el propio deber, a plenitud, y, lleva
a resistir la tentación de los actos reñidos con lo honesto; la probidad, lo
hace cumplir, dando a cada uno lo suyo, por respeto a las leyes y, para
mantener la reputación intachable; la lealtad, lo cumple con placer y
desinterés; y, la honestidad, por amor al bien,
rindiendo honor a los propios compromisos, alcanzando un sentimiento de
auto-liberación. Todo acto en desacuerdo con la honestidad es una deuda cósmica
que se adquiere, la cual debe ser pagada, oportunamente. Además, por un
mecanismo cósmico, en el mismo momento que alguien decide obtener cualquier
indebida posesión, simultáneamente, actúan fuerzas positivas del bien,
determinando que, una vez obtenida, la desplazarán de sus manos.
La experiencia acumulada por los sabios indica que, toda persona debe
retener para sí solo lo que le
pertenece, para gozar de la paz interior. De esta manera se experimenta la
libertad personal.
La justicia universal coopera, con la persona honrada, a mantener el
equilibrio evolutivo. Además, todo lo ve y lo pesa, inflexiblemente, haciendo
pagar, a cada quien, aquí y ahora, lo que la balanza indica, con sus
respectivos intereses. Es preferible ser acreedor. Cuanto antes cada uno pague
sus compromisos cósmicos, por la Ley de Compensación, mejor. Dispondrá de
libertad integral: física, moral, intelectual y espiritualmente, poder de
realización, , gozará de la verdadera felicidad.
Conviene entusiasmarse con las riquezas acordes con la honestidad, pues, de
seguro que agradará el destino que le toca a sus poseedores. Siempre, todos han
quedado satisfechos de cualquier acto efectuado de acuerdo con la honradez.
Responde con honradez a la confianza que te han otorgado tus conciudadanos.
Cumple tu deber por amor al bien y sé virtuoso por conciencia y comprensión
de los valores reales de la vida, de los beneficios genuinos y de la felicidad
que proporciona la práctica de las
virtudes. Ten presente que, frente a toda situación, la vida prueba tu honradez. Mantén firme tu
resolución de salir airoso aplicando los principios de la dignidad, la
decencia, la justicia y el amor.
Simón Bolívar, decía: -“hombres virtuosos, patriotas e ilustrados,
constituyen las repúblicas”, y, -“la educación forma al hombre moral”-.
La honestidad, -parafraseando a Duclos- actúa por conciencia, se desarrolla
con la educación, se mantiene con los principios y se fortifica con el ejemplo.
La honradez es tu mayor riqueza y crédito. Actúa con buena fe. Sé
confiable, justo y honrado, siempre. Cada día palparás, más y mejor, que la
experiencia de la honradez proporciona la auténtica felicidad de la vida y un elevado sentido de
la auto-estima y dignidad personal.
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Desde la antigüedad, tanto los sabios como la
gente sencilla, se han percatado de la presencia de la ley divina que actúa,
instantáneamente, haciendo esfumar el dinero –u otro bien- mal habido, aparte
de dejar poco bien parados a sus ejecutores. La honradez, la veracidad, la
equidad, la rectitud, el trabajo efectivo, la paciencia, la persistencia, el
entusiasmo, la moderación, la prudencia, la templanza, la voluntad de
servicio, el ahorro y la inversión, el
sacrificio, el esfuerzo constante, constituyen el único camino a la auténtica
riqueza integral, al bienestar sólido, a la tranquilidad de espíritu, y, a
hacerse dignos de que, las leyes cósmicas,
y, la protección divina, concurran en cooperación activa, a prestar su concurso, por cuanto, el
Gran Ser Supremo, y la vida, ayudan a
quienes se ayudan a sí mismos, correcta y honradamente, y persisten, con ánimo
contento, confiados, en el resultado final positivo, en todas las etapas existenciales.
La única manera de alcanzar la auto liberación es
estando libre de deudas de toda índole; económicas, morales, etcétera.
Quien, indebidamente, se aprovecha de otros,
aparte de quedar, instantáneamente, sujeto a la acción de la ley cósmica, se convierte en esclavo de quienes ha
perjudicado, y, antes o después, debe
reparar la falta, incluyendo los respectivos intereses, y, en el intervalo,
dejará de tener libertad de acciones hasta el día en que inicie la reparación y
compense el hecho.
Es una fuerza de coacción cósmica que actúa oportunamente (inmediatamente), llevándose lo
indebido, de múltiples y variadas formas, zahiriendo al infractor, quien dejará
de tener paz hasta que actúe correctamente y restablezca el equilibrio,
compensando su deuda existencial.
Quien quiere ver, observa claramente esta ley, y
los efectos de su infracción en todas las áreas de la vida. Todos los que se aprovechan inadecuadamente
de sus funciones, con manejos indebidos de las situaciones, pese a lo mucho o
poco obtenido, las necesidades surgidas se lo llevarán, encontrándose igual que
antes, con la agravante de una deuda innecesaria, un cargo de conciencia que
instan a la rectificación, y, además, fuerzas cósmicas los mantendrán en tareas
en las cuales deberán compensar el hecho y, por mucho que se quiera, se dejará
de tener la libertad debida, hasta que cada uno salde su compromiso cósmico y
obtenga la auto liberación, actuando en plena armonía y concordancia con las
leyes cósmicas: justicia, rectitud, honradez, sinceridad, trabajo efectivo,
estudio constante, etcétera.
Con la vida no se juega, por cuanto, el “ojo que
todo lo ve”, mediante un mecanismo simultáneo,
realiza movimientos adecuados que neutralizan cualquier acto indebido
del que se aparta del justo camino.
Pero, la vida es colaboradora insuperable cuando
cada uno decide recorrer el camino del servicio, del progreso, de la
justicia, de la práctica de todas las virtudes y del amor.
La vida, con tiempo, prevé a las propias necesidades; por supuesto, no hay
que quedarse de brazos cruzados, tal como dice la máxima popular: -“Ayúdate que
Dios te ayudará”-.
Hay que tener confianza en la suprema bondad, en
el sentido de que, aún en el peor rigor de la justicia divina, ésta siempre
busca el bien de cada quien y aun imponiendo corrección severa, si se acepta el
hecho y se opta por la propia redención, con paciencia, constancia y
confianza, todo coadyuvará en beneficio
propio.
La justicia universal da a cada quien
exactamente lo que se merece, ni más ni menos. Hay sólo un camino: lograr mayor
merecimiento, haciendo lo que debe hacerse, dando más y mejor servicio, siendo altruistas y generosos,
alcanzando la excelencia, en todo.
La regla de oro en las interrelaciones humanas
la constituye la antigua máxima: -“Hacer
a los demás lo mismo que se quisiera
recibir para sí en idénticas
condiciones”-.
Dale a la vida lo mejor que puedas darle y ella
te dará lo mejor que tú seas capaz de recibir.
Respeta la porción ajena y conservarás la tuya
intacta para usarla a tu mejor conveniencia.
Al que quita le será quitado; al que da, le será dado más aún, para que
siga dando: servicio, amor, respeto, etcétera.
Lo mismo que tú quieras para ti, debes darlo
antes y lo recibirás oportunamente.
Acepta la abundancia de este día, realiza tu
tarea con ánimo contento y sé feliz.
Adelante.
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